Lo esencial en este altar es la figura de Cristo divino preso, que es una de las representaciones de la pasión de Cristo. Así, la presencia de la Virgen Dolorosa puede ser comprendida al tener en cuenta que el significado de ésta está íntimamente relacionado con la crucifixión y, por extensión, con la pasión de Cristo. La Virgen experimenta dolor en la medida en la que sobreviene el sufrimiento de Jesús; de modo que ambas figuras están profundamente entrelazadas.
En cuanto a la figura de san Pascual Bailón, lo que la justifica es el amor tan ferviente que este santo tuvo por la Sagrada Eucaristía. En efecto, la Eucaristía se considera un Sacramento, un rito central de la religión cristiana en el que el pan y el vino son consagrados por un ministro ordenado y tomados por éste y por los miembros de una congregación. Aquí, lo crucial es que el pan y el vino son el cuerpo y la sangre de Cristo. De modo que la razón por la cual aparece san Pascual Bailón es precisamente por la conexión entre el objeto de su mayor fervor, la Eucaristía y la hostia, y Cristo mismo desde un aspecto corporal.
San Pascual Bailón experimentó también un amor ardiente por la Virgen. Se cuenta que él ayudaba cada día en el mayor número de misas que le era posible y trataba de demostrar de cuantas maneras le fuera posible su gran amor a Jesús y a María. Un día un humilde religioso se asomó por la ventana y vio a Pascual danzando ante un cuadro de la Sma. Virgen y diciéndole: "Señora: no puedo ofrecerte grandes cualidades, porque no las tengo, pero te ofrezco mi danza campesina en tu honor". Pocos minutos después el religioso aquel se encontró con el santo y lo vio tan lleno de alegría en el rostro como nunca antes lo había visto así. Cuando los padres oyeron esto, unos se rieron, otros se pusieron muy serios, pero nadie comentó nada.
Estudio de las obras
Título de la obra: Virgen Dolorosa
Autor de la obra: Anónimo
Dimensiones: 156 X 60 cm.
Técnica: Media talla pintada y barnizada con ojos de vidrio
Fecha: Segunda mitad del siglo XIX
Ubicación: Lado derecho del altar de cristo divino preso al poniente sobre la nave principal
Elementos formales:
Representación de mujer de edad media, vestida con tunica púrpura y manto azul, sus manos se estrecha al frente a la altura de su pecho y su mirada es de dolor.
Interpretación/ descripción icnográfica:
Representación de la Virgen Maria que hace alusión a los momentos vividos en la pasión y crucifixión de su Hijo Jesús.
Estado de conservación:
Bueno, únicamente presenta una capa de polvo superficial.
Recomendaciones:
Limpieza periódica con brochuelo de cerda suave en vías de eliminar el polvo y la suciedad superficial.
Estudio iconológico:
a) Personajes: Virgen Maria (dolorosa).
b) Consideraciones académicas e históricas acerca del tema o personaje:
El misterio de la participación de la Virgen madre dolorosa en la pasión y muerte de su Hijo es probablemente el acontecimiento evangélico que ha encontrado un eco más amplio y más intenso en la religiosidad popular, en determinados ejercicios de piedad (Vía crucis, Vía Matris...) y, en proporción con los demás misterios, también en la liturgia cristiana de oriente y de occidente. Es curioso cómo estas tres dimensiones de la piedad están idealmente unidas en la liturgia de rito romano en el Stábat Mater, atribuido a Jacopone de Todi, secuencia nacida en un contexto de intensa religiosidad popular, utilizada de varias maneras en los ejercicios piadosos y, aunque de forma facultativa, presente en la liturgia de las horas y en la liturgia de la palabra de la misa del 15 de septiembre de la Virgen de los Dolores. Esta singularidad revela que las tres áreas de piedad que hemos señalado, dejando aparte ciertas intemperancias ocasionales, reflejan agudamente lo esencial del misterio evangélico.
Pero el dolor de la Virgen, aunque encuentra en el misterio de la cruz su primera y última significación, fue captado por la piedad mariana también en otros acontecimientos de la vida de su Hijo en los que la madre participó personalmente. En general, se suele considerar el dolor de la Virgen en la infancia de Jesús y no sólo en su pasión. La meditación cristiana captó y en cierto modo fue codificando progresivamente a lo largo de los siglos siete sucesos dolorosos, siete episodios bíblicos en los que está atestiguada expresamente o intuida por la tradición la participación de María. Se recuerda la subida al templo de José y de María para presentar allí a Jesús a los cuarenta días de su nacimiento, con la relativa profecía del anciano Simeón: “Una espada atravesará tu alma” (Lc. 2, 34-35). Espada que es, “según parece, la progresiva revelación que Dios le hace de la suerte de su Hijo”; espada que penetrando en María le hará sufrir; espada que penetrando en María le hará sufrir; espada símbolo del camino doloroso de la Virgen, que en la tradición posterior será asumida como signo plástico de los dolores sufridos por la madre del redentor y representada luego en número de siete puñales clavados en el corazón de la Virgen. El camino de fe de la Virgen se vio muy pronto marcado por un nuevo suceso doloroso: la huida a Egipto con Jesús y José (Mt. 2, 13-14). Y una vez más, durante la infancia de Jesús, el suceso de la pérdida en Jerusalén y la búsqueda ansiosa y dolorida de María y de José (Lc 2, 43ss), que se concluirá con el hallazgo del Hijo en el templo, nuevo motivo de meditación y de interpretación sobre la voluntad de Dios en el corazón de la madre. La contemplación de la tradición ha querido descubrir en la subida de Jesús con la cruz al Calvario la experiencia síntesis del camino de fe de la madre, y aunque los evangelios no mencionan nada de eso, la piedad tradicional ve también la presencia de María en el encuentro de Cristo con las mujeres (Lc 23, 26-27). Como ya se ha dicho, es en el acontecimiento de la crucifixión donde encontramos el significado primero y último de la Dolorosa: “Estaban en pie junto a la cruz de Jesús su madre, María de Cleofás, hermana de su madre, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo que él amaba, dijo a su madre: Mujer, he ahí a tu hijo. Luego dijo al discípulo: He ahí a tu madre” (Jn. 19. 25-27a). Y una vez más la devoción de los fieles quiso prolongar la participación amorosa de la madre en la muerte redentora del Hijo recordando, como en un díptico, la acogida en el regazo de María de Jesús bajado de la cruz (Mc 15, 42), acontecimiento objeto de atención particular por parte de pintores y escultores, y la entrega al sepulcro del cuerpo exánime de su Hijo (Jn 19, 40-42a).
c) Atributos iconográficos de los personajes representados:
Se ha tomado como símbolo de dolor en María una espada, teniendo en cuenta la profecía de Simeón: "Una espada te atravesará el alma" (Lc. 2, 35).
El número simbólico de siete espadas es el que ha predominado sobre todo a partir del s. XV.
No existe un acuerdo de cómo llamar a las efigies de la Virgen Dolorosa.
Se pueden hacer tres grupos:
1.- Virgen de la Piedad.
Se representa a María sentada en el suelo o sobre una piedra, al pie de la cruz y con el Hijo muerto en su regazo.
Esta efigie es muy famosa en el Renacimiento, y sobre todo, en Italia, en donde Miguel Ángel hizo sus tres conocidas imágenes de la Piedad, destacándose la que se encuentra en la basílica de San Pedro del Vaticano, con la peculiaridad de que el artista ha puesto su nombre en la cinta que pasa por el corazón de la Virgen.
En España un representante en el barroco lo tenemos en las tallas de Gregorio Fernández.
2.- Virgen de los Dolores o de las Angustias.
Suele aparecer con ambos brazos abiertos y como exclamando, situada al pie de la cruz, aquel grito de dolor: "Oh vosotros, que camináis, atended y ved si hay dolor semejante al mío."
La imagen suele tener en su corazón siete espadas, representando los dolores que ha fijado la tradición.
3.- La Soledad.
Esta advocación tiene su origen en la capilla frente al Calvario en que, según una tradición, María se quedó viviendo en el Calvario hasta que Jesús resucitó; contemplando los clavos y la corona de espinas... en triste soledad.
Las características de esta imagen son: La Virgen se viste de negro y llora silenciosamente, las manos atenazadas por el sufrimiento, no necesita espada para declarar el dolor.
Título de la obra: Cristo Divino Preso
Autor de la obra: Anónimo
Dimensiones: 160 X 54 cm.
Técnica: Imagen de madera para vestir con ojos de vidrio y pelo natural
Fecha: Se sabe que esta escultura perteneció al Antiguo Templo de Santo Domingo
Ubicación: Al centro del altar de Cristo divino preso al poniente sobre la nave principal
Elementos formales:
Hombre de edad media barbado y con el cabello largo. Viste una túnica púrpura con decorado en dorado. Sobre su cabeza se observa una corona de espinas, y sus manos se encuentran atadas con un cordón dorado. En su rostro se hacen presentes algunas heridas y sangre.
Interpretación Representación de Cristo preso en el momento de la Pasión.
Estado de conservación: Bueno, sólo presenta una capa de suciedad y polvo cubriendo la superficie.
Recomendaciones: Tratamientos de limpieza en la vestimenta y la superficie general de la obra.
Estudio iconológico:
a) Personajes: Cristo
b) Consideraciones académicas e históricas acerca del tema o personaje:
Cristo preso es una de las escenas que conforman la pasión de Cristo. Esta escena se puede situar en un punto intermedio entre las burlas que sufrió Jesús por parte de los soldados romanos cuando éstos le pusieron la corona de espinas extraída de una planta local y cuando tuvo que cargar la cruz rumbo al monte en el que sería crucificado.
c) Atributos iconográficos de los personajes representados:
Evidentemente, el atributo principal en Cristo divino preso es aquello con lo cual está sujeto, atado: normalmente es un lazo. Asimismo, suelen aparecer otros elementos que denotan la inserción de Jesús en el suplicio que experimentó, como la corona de espinas o diversas heridas.
d) Fuentes documentales y científicas del tema: Las descripciones más extensas y detalladas de la vida y muerte de Jesús han de ser encontradas en los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan
Título de la obra: San Pascual Bailón
Autor de la obra: Anónimo
Dimensiones: 174 X 58 cm.
Técnica: Media talla pintada y barnizada
Fecha: Segunda mitad del siglo XIX
Ubicación: Lado izquierdo del altar de cristo divino preso al poniente sobre la nave principal
Elementos formales:
Representación de un hombre joven e imberbe, se muestra de pie y de frente con un hábito café y un cordón en la cintura. Sus manos se estrechan al frente a la altura de su pecho y su mirada se desvía hacia el lado superior derecho.
Interpretación:
Escultura de San Pascual, vistiendo el hábito propio de su orden.
§ Estado de conservación: Bueno, únicamente presenta un poco de polvo en la superficie.
§ Recomendaciones: Limpieza periódica con brochuelo de pelo suave para eliminar el polvo.
§ Estudio iconológico:
a) Personajes: San Pascual Bailón.
b) Consideraciones académicas e históricas acerca del tema o personaje:
Nacido en Torre-Hermosa, en el reino de Aragón, en 1540, en la festividad de Pentecostés; lo que se llama en España “La Venida del Espíritu Santo” (Pasch of the Holy Ghost). De esta última expresión se derivó el nombre Pascual.
Su más grande amor durante toda la vida fue la Sagrada Eucaristía. Decía el dueño de la finca en el cual trabajaba como pastor que el mejor regalo que le podía ofrecer al Niño Pascual era permitirle asistir algún día entre semana a la Santa Misa. Desde los campos donde cuidaba las ovejas de su amo, alcanzaba a ver la torre del pueblo y de vez en cuando se arrodillaba a adorar el Santísimo Sacramento, desde esas lejanías. En esos tiempos se acostumbraba que al elevar la hostia el sacerdote en la misa, se diera un toque de campanas. Cuando el pastorcito Pascual oía la campana, se arrodillaba allá en su campo, mirando hacia el templo y adoraba a Jesucristo presente en la Santa Hostia
Se dice que un día se le aparecieron santa Clara y san Francisco diciéndole que habría de servir a la orden franciscana, entonces dejó su casa y en 1564 ingresó a la orden de franciscanos. Murió en la Villa Real el 15 de mayo de 1592. Durante su funeral, se mantuvo el ataúd descubierto y en el momento de la elevación de la Santa Hostia en la misa, los presentes vieron con admiración que abría y cerraba por dos veces sus ojos. Incluso su cadáver quería adorar a Cristo en la Eucaristía. Los que lo querían ver eran tantos, que su cadáver lo tuvieron expuesto a la veneración del público por tres días seguidos.
Los milagros que hizo después de su muerte fueron tantos, que el Papa Alejandro VIII lo declaró santo en 1690. El Sumo Pontífice León XIII en 1897, nombró a San Pascual Bailón Patrono de los Congresos Eucarísticos y de la Adoración Nocturna.
Pascual fue beatificado en el año de 1618 y canonizado en 1690. Su culto ha florecido notablemente en su tierra natal y en el sur de Italia. También se ha difundido en Centro y Sudamérica, por medio de la conquista española. En su Carta Apostólica Providentissimus Deus, León XIII declara a San Pascal un especial y celestial protector de los congresos y de las asociaciones eucarísticas. Su fiesta se observa el 17 de mayo. El santo es generalmente presentado en adoración ante la Santa Eucaristía.
c) Representaciones del personaje en la historia:
Se le representa siempre en la edad en que ejercía como pastor, aparece como un joven y en ocasiones como un adolescente.
El episodio que mejor caracteriza la iconografía de san Pascual Bailón es en el que aparece el sacramento Eucarístico mientras rezaba junto al convento de Nuestra Señora de Loreto, y aunque todavía era pastor aparece ya vestido con hábito franciscano.
d) Atributos iconográficos de los personajes representados:
Los más importantes son el cáliz y el ostensorio que casi siempre le muestra un coro de ángeles. Como fraile lego lleva azada, llaves y limosnas, y en el recuerdo de su oficio de pastor suelen acompañarle también unas ovejas, un cayado y un sombrero. Por último como franciscano alcantarino, lleva un rosario atado a un cordón.
e) Fuentes documentales y científicas del tema:
- DE SALES; Ferri. Iconografía popular de San Pascual Bailón. Villarreal, 1992.
- RINCON, García, W. Iconografía de San Pascual Baylón, San Pascual Bailón y su época (1540- 1592), Castellón fundación Caixa, Castelló, 1993.
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